31 julio 2012

CALMA CHICHA


Calma Chicha

Así se denomina entre la marinería, esos días en alta mar donde no corre nada de aire, en los tiempos en que la navegación estaba encadenada a los vientos.
Si no había viento, la nave no progresa, no avanza y eso era perjudicial porque la tripulación vivía de lo que tenían almacenado en la bodega.
Llevamos 5 años de recesión, aunque se resisten a llamarlo depresión, es lo que es. En su día hubo veces que advirtieron de una evolución en L o en W en el mejor de los casos (se refieren a la curva del crecimiento) pues bien, los poderes que nos gobiernan pensaron y piensan que era una simple V y que ya habíamos superado el fondo.
Qué pena y que desgracia, se habían equivocado, la realidad confirma que en el mejor de los casos una W.
Ahora estamos en verano, tiempo propicio para el ocio, la siesta y no pensar en cosas profundas, hemos tenido un mes de Julio muy movido, la prima que quiere subirse al palo mayor, el capitán de esta barco llamado España que la quería dejar, hubo que llamar a otros buques e incluso algún bucanero para poder atar en corto a la prima díscola.
Pero la nave tiene una vía de agua, cada mes se van miles de personas por esa vía, son arrojados a los tiburones, y aun piensan los que están amarrados a los trinquetes (que no se les puede quitar de ahí ni con agua hirviendo) que los que se van al mar a su suerte en medio de esta tempestad, van porque quieren y en realidad se llevan nuestro agua y nuestros víveres pero van a una isla paradisiaca.
Si es así, señores/as que piensan así, porque no se lanzan al mar yo estoy dispuesto a darles el triple de ración de agua y víveres.
Volviendo al tema, estamos en medio de una calma chicha, la nave no va ni adelante ni hacia atrás, nos hundimos, lentamente pero sin descanso. Y nadie mueve un dedo, nadie toma medidas que no sean del tipo:
Racionaremos el agua, racionaremos el bacalao, racionaremos los harapos. Administramos la miseria que tenemos.
Porque no se coge algún palo de la arboladura de este navío, arboladura muy frondosa, y hacemos unos remos, porque no nos ponemos todos a remar, por muy equivocados que estemos en la dirección que tomemos, es cierto que tarde o temprano, llegaremos a alguna costa, tocaremos tierra y podremos respirar para tomar fuerzas de nuevo. Pero si permanecemos en el medio de la nada con un boquete bajo la línea de flotación, ya se pueden ver los tiburones rondando por el barco, dispuestos a merendarse todo lo que puedan y algo más.
Tomemos una decisión urgentemente, y si es necesario descabecemos el estado para poner otro capitán y otro timonel al frente de este barco llamado España.
Madrid 31 de julio de 2012

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